sábado, 28 de febrero de 2015

La diferencia entre un sueño y un objetivo es una fecha



Si bien es verdad y todos lo sabemos, lo que nos hace crecer y sentir bienestar es una buena salud emocional, espiritual e interna, aunque esta muchas veces nos parezca difícil de alcanzar. Pensamos que es prácticamente imposible que una persona se vea y sienta bien si internamente vive en caos. Coincido en que eso es así.

Aunque también considero que no todo cambio es únicamente de adentro hacia afuera. Si nuestro interior no está bien, hagamos lo que hagamos, nos sentiremos disconformes.

Pero ¿por qué no contemplar la idea de que podemos empezar a modificar nuestro interior desde afuera hacia adentro y así encaminarnos hacia una mejor calidad de vida, hacia una mejor actitud?

Algunos tienen un gran prejuicio acerca del cuidado corporal, del embellecimiento de la piel y de la necesidad de verse  bien externamente. Piensan que querer embellecerla es sinónimo de falta de amor, de frialdad y no consideran que es justamente ella quien nos protege.

Cuando hablo de cuidado no  me refiero  a cuerpos esculturales ni rostros embalsamados. Hablo de una piel sana, hidratada, con una óptima circulación sanguínea, una piel fuerte, resistente y colmada de todos los elementos necesarios para cumplir sus funciones. Porque debemos tener en cuenta principalmente que la piel es un “órgano”, el más extenso del cuerpo, el más expuesto a los cambios internos (hormonales, emocionales) y a las adversidades externas (rayos solares, polución,  smog, y demás agentes ambientales).

Si vamos a un cardiólogo y nos indica tomar determinada medicación para mantener estable la presión arterial, ¿la tomaríamos o no? Si vamos a un endocrinólogo y nos da una pastilla para regular la función de la glándula tiroides, ¿la tomaríamos o no?

Seguramente nuestra respuesta seria: la tomaríamos porque, evidentemente, algún órgano no está funcionando correctamente.

Ahora  si nos indican una crema hidratante para mantener humectada la piel o una crema con altas concentraciones de vitamina A, ¿la usaríamos o no? Aquí posiblemente primero pensaríamos: ¿será necesaria?... solo porque hablamos de la piel y NO del “órgano piel”. Y muchas veces encasillamos a la piel bajo la definición de “estética superficial”.

En este blog no me refiero al cuidado de la piel con el objetivo de alcanzar una utópica aceptación personal. Me refiero a ¿por qué pensar que el cuidado de nuestro exterior debería ser algo poco importante o algo que no integre nuestro crecimiento espiritual, emocional, interno? Querernos y aceptarnos habla de querer vernos bien, sentirnos saludables y levantarnos cada día enérgicos, fuertes y alegres. Y sentir día a día que nuestra calidad de vida mejora.